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viernes, 30 de abril de 2010

Parejas de hermanos en los Mundiales.

"Colocar" a dos hermanos en la Copa del Mundo es un hecho excepcional. Aquí, las parejas mundialistas.

Los Charlton fueron los únicos que ganaron el trofeo.

José y Mariano Gonzalvo (España)
Los hermanos José (Gonzalvo II) y Mariano (Gonzalvo III) jugaron en la selección española que ha obtenido, hasta el momento, la mejor clasificación en un Mundial: el cuarto puesto en el campeonato de Brasil 1950. José Gonzalvo fue un defensa que militó en el Barça y se retiró en el Zaragoza. En 1963 ganó una Copa como entrenador del Barcelona y, más tarde, fue directivo del club. Capitán del legendario Barça de las Cinco Copas, Gonzalvo III fue un excelente centrocampista, fuerte y con clase, que jugó 13 temporadas en el club ‘culé' y ganó cinco Ligas y tres Copas, entre otros títulos. Toda una leyenda azulgrana. Y juntos jugaron todos los minutos en su único Mundial, en el que sólo Brasil, que acabaría siendo finalista, frenó a los españoles.

Jack y Bobby Charlton (Inglaterra)
Jack y Bobby disputaron la final del Mundial de 1966, que pasará a la historia por el gol fantasma del inglés Geoff Hurst. Jack Charlton fue un defensa central que consagró sus más de 20 años de carrera de jugador al Leeds, con el que logró una Liga. Y Bobby Charlton es todo un mito del fútbol inglés. Centrocampista ofensivo de gran clase, sobrevivió al fatídico accidente de avión en el que varios compañeros suyos del Manchester United murieron (parece ser que su alopecia prematura se debe al trauma psicológico provocado por el accidente). Condujo a los red devils a ganar su primera Copa de Europa y fue uno de los artífices de que Inglaterra ganara el único Mundial que atesora.

René y Willy Van der Kerkhof (Holanda)
La familia Van der Kerkhof ha vivido dos veces el disgusto de perder la final de todo un Mundial de Fútbol. En la de 1974, el fútbol total de Johan Cruyff y compañía caía ante el rodillo alemán. Willy Van der Kerkhof, centrocampista de corte defensivo, y René Van der Kerkhof, delantero, formaban parte de aquella selección. Aunque sólo René jugó la final, al saltar al campo en el minuto 46 en sustitución de Rensenbrik. Cuatro años más tarde, el destino les dio otra oportunidad. Ambos jugaron los 120 minutos de la final del Mundial, en la que Argentina se coronó campeona. El inicio del partido se retrasó unos minutos porque René debía jugar con el brazo escayolado y Menotti, seleccionador argentino, exigió que se lo quitara o no jugara. Finalmente, cambió la escayola por un vendaje.

Karl-Heinz y Bernd Förster (Alemania)
Los hermanos Karl-Heinz Förster y Bernd Förster, ambos defensas, disputaron la final que Alemania perdió contra Italia en el Mundial de España 1982. Karl-Heinz jugó todos los minutos de la competición, mientras que su hermano se perdió los tres de la fase de grupos. Bernd debutó en la segunda ronda contra Inglaterra y ya no dejó la titularidad en todo el torneo. Fue su único Mundial. Karl-Heinz perdería también la final del Mundial de México, contra Argentina, cuatro años más tarde. Fue un excelente defensa, duro como todo buen central germano. El Mundial es prácticamente el único titulo que falta en los curriculum de los hermanos Förster, en los que destacan dos Copas de Europa, conseguidas con el Bayern de Múnich, y una Eurocopa de selecciones.

Franco y Giuseppe Baresi (Italia)
Franco Baresi defendió la camiseta del AC Milan durante dos décadas y ganó tres Copas de Europa y seis Ligas. Era el líbero perfecto, un solucionador de problemas, el jefe de la defensa. Una especie hoy en extinción. Sabe lo que es ganar un Mundial y ver cómo otro se escapa en la lotería de los penaltis. Formó parte de la azzurra que venció en el Mundial de España, en 1982. Y falló el primer lanzamiento de la tanda de penaltis de la final del Mundial de 1994, en Estados Unidos, que dio la gloria a Brasil. Su hermano, Giuseppe, fue un buen jugador que hizo carrera en el Inter de Milán. En la actualidad es segundo entrenador del club. Sólo disputó 45 minutos en un Mundial (México 1986), en los octavos de final que Italia perdió contra Francia.

Frank y Ronald de Boer (Holanda)
Los gemelos de Boer no podían ni siquiera soñar con el destino que les esperaba en el fútbol cuando pateaban un balón en las calles de la ciudad holandesa de Hoorn. Juntos empezaron en las categorías inferiores del Ajax, juntos ficharon por el Barça y juntos jugaron en sendos clubs qataríes al final de sus carreras. Frank, un central al que no le quemaba el balón en los pies, puro ADN holandés, y Ronald, medio extremo medio centrocampista. Disputaron los mundiales de 1994 y 1998. En esta última cita, celebrada en Francia, la selección orange consiguió el cuarto puesto. Los holandeses cayeron en unas semifinales contra Brasil de aciago recuerdo para Ronald de Boer, que falló el penalty decisivo de la tanda.

Ronald y Erwin Koeman (Holanda)
Ronald, el menor de los hermanos Koeman, tiene en su álbum de recuerdos dos Copas de Europa (con PSV Eindhoven y Barça), Ligas, una Eurocopa, una foto de su gol en la final de la Copa de Europa de 1992, etc. Fue un defensa goleador, un centrocampista con visión de juego. Más modestas eran las condiciones de Erwin, correcto centrocampista que jugó en el Groningen, el PSV Eindhoven y el Malinas belga, donde consiguió una Recopa de Europa. Las estadísticas de los Koeman en el Mundial de 1990 reflejan la diferencia de calidad entre ambos. Erwin sólo disputó 69 minutos, contra Egipto en la fase de grupos. Ronald jugó los cuatro partidos, incluido el de la derrota en octavos de final contra Alemania. Ronald, además, acudió al siguiente Mundial, en el que su selección cayó contra Brasil en un excelente partido de octavos de final.

Sócrates y Raí (Brasil)
El hermano menor iba a llevar la Copa del Mundo a casa. Raí formó parte de la selección brasileña que se alzó con el título en 1994. Disputó los tres partidos de la fase de grupos pero luego ya no jugó ni un minuto más. Ganó dos Copas Libertadores con el Sao Paulo y una Recopa de Europa con el Paris Saint-Germain. Su hermano mayor es el legendario Sócrates, el Doctor Elegancia, uno de los mejores futbolistas de la historia. Fue un jugador atípico, muy alto pero habilidoso, que estudiaba Medicina mientras sentaba cátedra en los campos de fútbol. Disputó todos los partidos de su selección en los Mundiales de 1982 y 1986. Militó en los mejores clubs de Brasil (Botafogo, Corinthians, Flamengo y Santos) y pasó un año por la Fiorentina, donde no acabó de cuajar.

Tore Andre y Jostein Flo (Noruega)
Dos hermanos... y un primo: Jostein, Tore Andre y Havard. La familia Flo concentra el mayor número de futbolistas internacionales de Noruega. Jostein Flo, centrocampista, jugó el Mundial de 1994, en el que el único mérito de la selección noruega fue ganar a México en la fase de grupos. Mejor suerte corrieron Tore Andre Flo, delantero, y el primo Havard, centrocampista, que disputaron los cuatro partidos de Noruega en la cita de 1998. Los ‘vikingos' dieron la campanada al vencer a Brasil en la fase de grupos por dos a uno, con golazo de Tore Andre Flo, que emuló al mejor Ronaldo con un gol de potencia y clase. Cayeron en octavos contra Italia. El gran Tore Andre (mide 1,94 metros) es uno de los mejores futbolistas noruegos de la historia. Jugó, entre otros equipos, en el Chelsea y fue traspasado al Glasgow Rangers por 3.500 millones de pesetas en el año 2000.

Michael y Brian Laudrup (Dinamarca)
Brian sería el mejor futbolista de la familia Laudrup si no fuera porque su hermano es el mejor jugador danés de la historia. Brian Laudrup fue un habilidoso delantero que colecciona algunas de las camisetas más prestigiosas del fútbol europeo: Bayern de Múnich, Fiorentina, AC Milán (cuando Italia aún era Italia), Chelsea, Ajax y Glasgow Rangers, club en el que vivió sus mejores años. Y Michael llegó a España tras su pasó por el Juventus para ganarlo todo primero con el Barcelona y luego con el Real Madrid. El destino les regaló un bello final: una honrosa derrota ante Brasil en los cuartos de final del Mundial de 1998. Brian Laudrup marcó el empate a dos en el minuto 50, pero Rivaldo acabó con el sueño danés con un tanto diez minutos más tarde.

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