Primera División (Jornada 38)
Dia: 14.05.1994.
Campo: Riazor (La Coruña).
Arbitro: López Nieto.
Deportivo de la Coruña 0.
Valencia CF 0.
Goleadores:
Ninguno.
Dia: 14.05.1994.
Campo: Riazor (La Coruña).
Arbitro: López Nieto.
Deportivo de la Coruña 0.
Valencia CF 0.
Goleadores:
Ninguno.
Equipos titulares:
Deportivo de la Coruña.
Liaño
Voro
Nando
Ribera
Djukic
Mauro Silva
López Rekarte
Donato
Manjarín
Fran
Bebeto.
Valencia CF:
José Luis González
Pep Serer
Paco Camarasa
Fernando Giner
Gaizka Mendieta
Fernando Gómez
Pedja Mijatovic
Pepe Gálvez
Quique Flores
Carlos Arroyo
Álvaro Cervera
Sustituciones:
Deportivo de la Coruña:
Alfredo -> Donato (74).
Valencia CF:
Diego Ribera -> Pepe Gálvez (78).
Tomás González -> Pedja Mijatovic (84).
Amarillas:
Deportivo de la Coruña:
Voro.
Donato.
Valencia CF:
Gaizka Mendieta (18)
Álvaro Cervera (31)
Rojas:
Deportivo de la Coruña:
Ninguno.
Valencia CF:
Álvaro Cervera (87)
Crónica del partido.
Faltaba un minuto para que terminara el partido. El Barcelona era campeón y el Depor se encontró con un penalti a favor. Djukic tenía en su pie derecho el título de Liga. Se acercó al balón, pero González adivinó la trayectoria de la pelota y de un montón de lágrimas gallegas. Eran las diez y catorce minutos de la noche. La Coruña no olvidará jamás esa hora. El campo, que había sido un recipiente lleno de deseo, se murió de repente. Un minuto después se acabó la Liga. Djukic se tiró al suelo y sus compañeros corrieron a rescatarle. La gente estaba llegando a los jugadores para abrazarles. El serbio tenía los ojos arrasados cuando Nando le cogió por las axilas y le levantó en volandas. Había jugadores del Depor tirados en el césped y otros que caminaban o corrían en busca del vestuario y del silencio. Pero Riazor ya había resucitado.
Unos dos mil seguidores empezaron a agolparse cerca del túnel de vestuarios. Llenaron el campo a la espera de su equipo. De pronto se oyó una ovación. Augusto César Lendoiro, el presidente, saludaba desde el palco. Estaba llorando y la gente gritando su nombre. La afición esperó al equipo al grito de «Coruña, entera, se va de borrachera». Los jóvenes que querían ver a sus ídolos respondieron como si nada malo hubiera pasado. «Vivir na Coruña qué bonito é», «¡Djukic amigo, Coruña está contigo!», «¡Gane o pierda, el Barça es una mierda», coreaban. Pero los jugadores no salieron al campo. Fue el final en Riazor y el principio de la madrugada en las calles.
El Deportivo había dejado atrás noventa minutos de fútbol extraño; temeroso y valiente en una noche que tuvo de todo. La primera parte ofreció un juego precavido y monocorde. Riazor, que estaba lleno de transistores, empezó la jornada con algarabía por los goles del Sevilla. Sin marcador electrónico, la radio daba las mayores alegrías de la noche. El Depor dejó un par de ocasiones tibias en la primera mitad y el Valencia atestiguó la calidad de Liaño, que salvó al equipo gallego tras dos contragolpes venenosos de Gálvez y Alvaro.
El estadio se fue al descanso con el segundo gol del Sevilla y el título en el bolsillo. Pero el público de la tribuna no se fiaba. «Hay que marcar porque el Barça...», decía un socio con la cara pintarrajeada de blanco y azul. El Deportivo regaló una segunda parte de presión absoluta sobre el Valencia. El campo pareció inclinarse hacia un lado porque todo el juego se hacía en territorio valencianista.
Sin embargo, el entramado defensivo de los hombres de Hiddink desbarató la generación de ocasiones. El Depor no supo desmadejar ese entrelazado y se estrelló muchas veces. Cuando faltaban veinte minutos, el Barcelona se adelantó ante el Sevilla. Las emisoras, que habían dado la Buena Nueva a La Coruña un rato antes, esparcieron hielo por las gradas. Los jugadores del Depor se enteraron enseguida y acrecentaron su agobio. El público ya no podía más. El gol se intuía, pero las acciones eran confusas y no se atisbaba un final feliz para Galicia. El reloj corría y cualquier acción del Valencia era recibida con bronca. A Serer se le ocurrió quedarse tendido por un golpe y Riazor envió un mensaje a los valencianistas: «¡Peseteros, peseteros!». Y cuando las gradas empezaban a agachar la cabeza llegó el penalti...
Noticia de Ciberche net.
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